miércoles, 24 de diciembre de 2008

Beatrice


Oleo
60x40 cms.
Un retrato puede oscilar de una silenciosa apología a una indiscreta sorna. David ejemplifica la primera categoría. Goya incurre en la segunda.
Así como la historia de la literatura podría compilarse en la historia de la poesía, la de la pintura podría hacerlo en la del retrato. No por acaso la tela de las telas perpetúa a una incierta dama del renacimiento.
La Vita Nuova es una dilatada declaración de amor sin réplica. La Beatrice de esta tela responde; en ella hay, de cierto modo, un sonido, una probable y disimulada voz.

1 comentario:

  1. Esta beatrice tan alejada de la renacentista,me parece tan ajena a aquella amada por el Dante..es más ,siento en ella un sonido malévolo,cierta desfachateada postura que me indica no ser la elegida por un poeta..en todo caso produce polémica y eso dice mucho.

    ResponderEliminar