Puedo llamarla madre
por las miradas recibidas.
Cuando se fue el recuerdo
se convirtió en un pájaro.
Desesperado salí en persecución
y logré su captura.
Pero entonces era agua.
Un agua sin contención que escurría
en las manos ahuecadas, por lo que
solo pude captar una mínima porción
que quise beber, pero ya era nube
que empezó a elevarse tomando
disparatadas formas en su giro,
y atrayendo otros a medida que ascendía
hasta constituir el centro
de un sistema planetario.
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