Cuando finalmente
Nadie pudo entenderlo
por el ruido de las distancias.
Pero nadie tampoco debía entenderlo
porque hablaba para sí mismo
en un lenguaje desprovisto de anagramas.
Como decir: anestesia,
sacarina, casida del amor.
Y las guardaron como hermosas advertencias
del hablante.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario